domingo, 8 de noviembre de 2009

SOFÍA MULANOVICH SIEMPRE SERÁ NUESTRA REINA

(foto: ASP/ CI/ ROWLAND via GETTY IMAGES)
No ha sido un disparo al aire y mucho menos uno sin apuntar. La reina Sofía Mulanovich ha dejado una vez más en claro que es nuestra y siempre lo será. Con garra, con amor y con el alma metida pensando en su país, el Movistar Perú Classic, presentado por Rip Curl, tiene nueva dueña y es nada menos que la mejor deportista peruana de las últimas décadas. Es simplemente Sofía, es simplemente un orgullo para el Perú.

La emoción que siente cada peruano en este momento es indescriptible. Ese instante que hemos gozado observando a una compatriota en lo más alto del podio internacional nos pone al borde del infarto. Un país acostumbrado a vivir fracasos tras fracasos y que estos sean difundidos masivamente como éxitos nos ponen en un dilema. Sofía ganó en Lobitos y es nuevamente reelegida como la reina del deporte peruano. ¿Alguna duda al respecto?

Hemos sufrido minuto a minuto desde que vimos en los cuartos de final su combate frente a Chelsea Hedges, a quien derrotó por un ajustado puntaje de 10.67 a 10.17. Faltaba menos de un minuto para finalizar esta serie y la australiana se subió a una ola y la hizo bien y todos temíamos que nuestra reina quedaba fuera de la fecha de Lobitos.

Sin embargo, el puntaje acumulado con anterioridad le permitió avanzar a la semifinal y la misma angustia y estrés se retomó en esa etapa, cuando la joven promesa australiana Sally Fitzgibbons tenía el duelo a su favor hasta que Mulanovich puso su sentimiento en las aguas talareñas y por un ajustado marcador de 16.27 a 16.20 pasó a la final.

Como si fuera poco su eterna competidora Stephanie Gilmore era la barrera a vencer. Miles de aficionados en Lobitos esperaban con optimismo este duelo. El sueño de Sofía estaba a punto de convertirse en realidad, pero para despertar era necesario ser consciente de ser asistida por un psicoanálisis freudiano.

La expectativa era increíble. Ganar una final por 15.00 puntos contra 14.74 era una cosa de locos. Sus cinco olas corridas y sus dos mejores calificadas con 7.33 y 8.20 dejaron a Gilmore segunda con 6.97 y 7.77. Muchos espectadores se tendieron en la arena de Lobitos, simplemente porque la emoción no cabía en sus almas. Sofía ganó en su casa y su sueño dejó de serlo y es una realidad.

Ahora hay que viajar a Hawai y enfrentar las últimas dos fechas del Campeonato Mundial WCT Femenino de Surf y la esperanza por lograr su segunda corona está latente y la posibilidad está a la mano. Sofía es grande y siempre lo será. No es un triunfo aislado, no es una victoria fuera de contexto, es toda una vida llena de logros, de satisfacciones y triunfos, que nunca jamás podrá ser comparada por otro deportista. Un triunfo no hace a un deportista, una vida llena de ellos sí. Que viva Sofía por siempre y lo mejor que la tenemos para rato.